Altagracia Kubinyi
Hoy Noticias/Santiago,R.D–Qué difícil se hace reconocer las habilidades de otros y otras, las virtudes, los dones. Es más complicado cuando perteneces a una cultura en la que se alimentan los juicios a priori, por apariencia, donde felicitar no es parte de la cotidianidad.
Reconocer la grandeza de una persona que con sudor y persistencia demuestra sus virtudes no hace a ningún ser humano menos. Al contrario, lo convierte en alguien seguro o segura. Capaz, que no le perjudica el desarrollo y progreso de sus semejantes.
El hombre o la mujer- profesional o no- que identifica las cualidades antes que los errores, probablemente se ríe más veces de lo normal.
Segura que quien actúa así se alimenta el alma con la proteína del amor, de la empatía, del respeto, de la buena vibra. Se alegra, se siente parte de los logros de sus compañeros o compañeras, es feliz de lo que ve y disfruta los éxitos de los demás.
Nunca es tarde para aprender. No le tema a las capacidades de los demás. Muestre su talento, el que solo usted tiene, reconozca la nobleza de los y las que les rodean.
Practique la inteligencia emocional, haga de sus herramientas académicas un canal de grandeza. Gane gente con el buen trato, acumule respeto con sus acciones.
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