Capellán Cruz, quien un día prometió quererla y cuidarla y hacer lo mismo con sus hijos, una noche del pasado mes de enero se convirtió en un verdugo que no se conformó con cegar la vida del niño y dispararle, también la amenaza constantemente y se pasea por las calles del sector Hatillo Palma de la provincia de Monte Cristi, a plena luz del día.
Berenice Abreu narró que su expareja, lleno de ira y “apoderado por los celos”, le incendió la casa con los dos hijos de ambos dentro de la vivienda, luego, con sus propias manos, asesinó el hijo mayor de ella.
El hecho que ha llenado de impotencia a todos los comunitarios de la zona, ocurrió el pasado 26 de enero de este año, en la comunidad de La Guajaca, perteneciente al municipio de Guayubín, provincia Montecristi.
La misma cuenta que Capellán le disparó a ella con una escopeta, hiriéndola de gravedad y luego de cometer el hecho emprendió la huida desapareciendo “por arte de magia”, y aunque según su testimonio el hombre anda a “la vista de las autoridades de la zona”, han pasado siete meses sin que haya sido sometido a la justicia.
“El hombre que le quitó la vida a mi hijo y quiso quitarme la mía, anda suelto y ha hecho amenazas, que no se va a entregar y que no se ve a quitar la vida, hasta quitarme mi vida y a mis dos hijos”, explicó Abreu a través de un video.
Betty Berenice dijo que no está en paz y vive con miedo, ya que teme tener el mismo final de la mujer llamada Milka, que a pesar de haber grabado un video denunciando a su expareja, este le quitó la vida en Dajabón.
Ramón Leonardo Capellán y Betty Berenice Abreu procrearon dos hijos. La mujer con sus hijos se encuentra de acuerdo a declaraciones a su tía María Elena Abreu.
“Nosotros mismos vamos a tomar la justicia en nuestras manos, vamos a tener que armarnos hasta los dientes y salir a buscarlo. Lo único que Ramón Leonardo recibía era buen trato por parte de todas nuestras familias y mira como nos pagó”, fueron las palabras de Jean Carlos Santana, primo de la mujer.
Sus parientes explicaron que tienen “más de seis meses” que no ven a Betty Berenice, ni a sus dos hijos, porque ella tiene que estar escondida por las constantes amenazas que recibe de su expareja.
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