Por: Juan Carlos Genao Peralta/ para Hoy Noticias.
Tal como lo afirmó recientemente el periodista y comunicador Huchi Lora: los partidos políticos han adoptado como norma buscar candidatos que puedan financiarse por sí solos.
En ese afán, han decidido por separado pero al final en conjunto dejar de lado a aquellos dirigentes comunitarios, líderes de base y ciudadanos que han construido un legado a base de honestidad, trabajo social y compromiso con la ética pública.
Esos que alguna vez fueron promotores de la moral y la decencia política, hoy son sustituidos sin miramientos por individuos que llegan con “muchas papeletas”, aunque sus orígenes estén manchados. A estos nuevos actores se les abre paso con la complicidad explícita o silenciosa de las altas cúpulas de los partidos.
Hoy, el PRM lleva la delantera como el partido con más funcionarios electos por el voto popular vinculados al narcotráfico. La vergüenza es doble: por lo que representa moralmente y por lo que revela institucionalmente.
Mientras tanto, el financiamiento público otorgado por la Junta Central Electoral se queda en la capital, engordando los gustos de los altos dirigentes: viajes, restaurantes, gastos de representación… Y en los municipios, ni siquiera hay con qué pagar el alquiler del local del partido.
Así no hay nación que avance.
Y esa es, sin el quizás, la tragedia más peligrosa de nuestra política actual.