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Altagracia Kubinyi
Hoy Noticias/Falls Church, Virginia. La inversión más importante en la vida de una persona es la educación y constituye un derecho y un deber fundamental que tiene que ser garantizado por dos actores principales: la familia y el Estado.
La Constitución dominicana, en su artículo 63 establece que: “toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad y permanente (…)”.
Aunque estas poderosas palabras están contempladas en la Carta Magna, en el apartado de derechos fundamentales, no existe un cumplimiento del Estado y tampoco un compromiso de las familias con la educación de sus hijos e hijas.
El enfoque del Sistema Educativo dominicano ha estado alineado a la construcción de nuevos planteles, en muchas ocasiones innecesarios.
Se han olvidado de que educar contiene un componente fundamental y es el de habilitar aulas que se correspondan con las competencias del diseño curricular y el de tener profesionales que realmente amen la educación.
Necesitamos maestros como Ercilia Pepín, Eugenio María de Hostos y Salomé Ureña de Henríquez, esos por mencionar algunas personas que han hecho aportes grandiosos a la visión de la educación.
El padre y la madre tienen una labor fundamental y es la de contribuir en la educación en valores y la de apoyar a sus hijos e hijas en la construcción de su formación académica y moral.
No podemos continuar apoyando una educación mercantil, debemos de hacer que los actores reenfoquen su rol y asuman las responsabilidades asignadas desde la Carta Magna y la sociedad.
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