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Altagracia Kubinyi
Hoy Noticias/Falls Church, Virginia. Durante la despedida paulatina del otoño he analizado la triste realidad que hay en nuestro país, República Dominicana, con relación a la educación vial y a las actitudes de los conductores, conductoras y transeúntes.
Es común ver cómo muchas vidas inocentes se esfuman de la tierra a causa de ruedas y volantes en manos equivocadas. Esta realidad hace que a diario los accidentes de tránsitos eleven el número de víctimas mortales, pero no hablaré de estadísticas. Muchas fuentes nos revelan los alarmantes datos.
Les diré lo vivido durante estas últimas semanas con relación al tema. He transitado por distintas calles de Estados Unidos y he visto que la gente tiene extremo cuidado; el conductor se protege y cuida al transeúnte, contrario a lo que ocurre en nuestro país.
Sobre este contenido hay un elemento a considerar y es que en Estados Unidos existe un régimen de consecuencia para quienes infringen la ley. No sólo eso, sino que se cumplen la sanciones.
A favor de nuestra nación, observé que en República Dominicana el peatón tiene extremo cuidado al cruzar una calle, aquí sucede lo contrario; la gente se confía mucho porque entiende que el conductor le debe de cuidar.
En definitiva, tenemos que tomar una actitud consciente sobre esta situación y ver en cada semáforo y señal de tránsito las vidas que podemos salvar. Además, es una responsabilidad hacer que las disposiciones de la Ley No. 63-17, de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial de la República Dominicana se cumplan.
¡Es deber de cada persona ajustar sus actuaciones al mandato legal, a favor del bien colectivo!
Es una obligación del Estado garantizar la vida de sus ciudadanos y ciudadanas y de los funcionarios públicos cumplir con su rol.
No esperemos que nos exoneren una sanción cuando cometemos una irregularidad, paguemos el precio de nuestra imprudencia. ¡Es tú compromiso y el de todos y todas!
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