Hoy Noticias/LOS ÁNGELES — En el microcosmos que fueron las dos horas de partido ante Utah Jazz, el resultado y el desempeño arrojan conclusiones más que preocupantes.
Sin embargo, si uno echa una mirada macro a la situación de Los Angeles Lakers, lo mejor que les pudo haber pasado el martes por la noche fue caer derrotados.
La temporada 2013-2014 de los laguneros no va a ningún lado, y cada derrota debería ser vista como una bendición.
Los jugadores no lo ven de esa forma y mucho menos Mike D’Antoni, pero esto se ha convertido en algo inevitable.
«Es frustrante porque obviamente todos saben que estamos tratando de ganar», aclaróChris Kaman. «No estamos persiguiendo una selección de draft, lo prometo. Nadie piensa eso pero es frustrante que un equipo que está buscando una [mejor] selección de draft nos gane por 20».
El pivot, quien acabó con 25 puntos y 14 rebotes, fue la figura del encuentro y podría haber asegurado su boleto a otro destino con una actuación así a 8 días de la fecha límite de cambios.
Sin embargo, Kaman dejó de lado su actuación y decidió enfocarse en lo frustrante de ser apaleados por un equipo de similar nivel.
«Perdimos por 20 así que no importa lo que hizo nadie individualmente», aseguró. «Sin faltarle el respeto a Utah, perdimos por 20 ante un equipo que ha sido igual de malo que nosotros, con la excepción de que nosotros tuvimos lesiones. Es frustrante perder así».
La caída los dejó por debajo del Jazz en porcentaje de victorias (34.6 vs. 35.3), algo que ubica a los Lakers con el quinto peor record de la NBA.
Eso les proporciona un 8.8% de posibilidades de quedarse con la primera selección y además les garantiza, en el peor de los casos, la octava colocación en el draft de junio.
Los Lakers además llegaron a las 34 derrotas, una menos que los Sacramento Kings y tres menos que Orlando Magic, actualmente con el tercer peor record de la liga.
Si bien este ejercicio puede parecer trivial, una victoria de más aquí o allá puede ser la diferencia entre un prospecto de primer nivel como Jabari Parker o Dante Exum y uno de menos potencial como Gary Harris o Jerami Grant.
Veteranos como Steve Blake no escondieron su desencanto, y los niveles de tristeza y desazón en el camerino son hasta tóxicos.
«Estoy frustrado con la derrota», dijo. «No me gusta perder, no importa quién juegue. Ahora estoy enfocado en mí mismo. Tengo que meter mis tiros».
El armador tuvo una mala noche, reconoció que el dolor en el codo no le permite practicar y ponerse en forma, y por eso dijo estar aún más enojado.
«Siento que es un juego que podríamos haber ganado», opinó. «Estoy desilusionado».
Las palabras de Mike D’Antoni no fueron mucho más alentadores, y menos lo fue su semblante.
El entrenador habló de la falta de ofensiva (79 puntos en total, solo 52 después del primer cuarto) y esta vez no sonó como excusa.
Los Lakers estuvieron sin cinco de sus mejores seis anotadores, y eso se notó. Kaman y Wesley Johnson tomaron 38 de los 85 tiros de los de púrpura y dorado. ‘Frustración’ es la palabra que se repite. La pronuncia Blake, y en el casillero de al lado la entona Robert Sacre.
Kaman mostró una mezcla de cansancio e incredulidad. «Nunca he sido parte de algo así, especialmente el juego en Cleveland», dijo. «Es difícil de digerir para mucha gente, especialmente el dueño y los fanáticos que vienen a apoyarnos. Nadie podría haber anticipado esto».
Esa frustración es tan entendible como la realidad de que por más que duelan, estas derrotas son para el bien de la franquicia.
Lo que los Lakers necesitan, como agua en el desierto, son estrellas, y esta será seguramente la última oportunidad en mucho tiempo de adquirir una a través del draft y de bajo costo, ya que la fanaticada simplemente no aguantaría otra temporada plagada de fracasos como esta.
La derrota del martes, por más dolorosa que fue para los ojos y el corazón de la afición lagunera, los ubicó un paso más cerca de la realidad.
Soplan aires de cambio en L.A. y solo ese tipo de sacrificios alcanzarán para pavimentar el camino más rápido hacia la cima.