Se trata de Alonzo Acosta, que trabajaba en el centro gallístico del Distrito Municipal de Canabacoa, Puñal, en Santiago.
El profesor y abogado Rolando Paulino, quien reside en la zona, declaró al Listín Diario, que Acosta tenía varios días que había fallecido de Covid 19 en un reconocido centro médico privado de Santiago.
Explicó que sus familiares no recogieron el cadáver y que la clínica, aparentemente asumió todos los gastos, por lo que “es probable que pagó a dos empleados para que dejaran el cuerpo inerte frente a un Cementerio”.
Se recuerda que el pasado viernes empleados de una funeraria privada también abandonaron el cuerpo de Rafael (Miguelito), Fernández, frente al cementerio de la comunidad de López, del municipio de Baitoa, de Santiago.
Fernández expiró en el hospital regional José María Cabnral y Báez de Santiago. Nadie asistió a sus velatorios. Fue sepultado por un comerciante que le llaman Calín, amigo del fallecido, y un zacateca, que autorizó el alcalde de Baitoa, Bernardo López.
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