El proceso formativo es uno de los pilares fundamentales para el desarrollo económico y social de cualquier nación. En la República Dominicana, aunque hemos avanzado en términos de acceso, la calidad sigue siendo un reto crítico que impide a nuestros jóvenes competir en las grandes ligas del conocimiento y la innovación.
A pesar de que el Ministerio de Educación maneja un presupuesto significativo del 4% del PIB, los resultados no reflejan una mejora sustancial en la calidad educativa. Este presupuesto, que debería garantizar una enseñanza de calidad, a menudo se invierte de manera ineficiente. Un ejemplo claro es la priorización de la compra de tabletas digitales sin previamente asegurar que los estudiantes dominen habilidades básicas como el inglés.
El rendimiento en matemáticas y ciencias sigue siendo bajo en comparación con otros países de la región, nuestros estudiantes están por debajo del promedio, lo que indica una deficiencia significativa en la enseñanza. Además, la brecha entre las escuelas urbanas y rurales es abrumadora, con una gran diferencia en las tasas de finalización de estudios secundarios, lo que agrava aún más las desigualdades sociales, económicas y oportunidades laborales.
La preparación de los profesores es otro punto crítico. Aunque los docentes hacen un gran esfuerzo, hay que reconocerlo, todavía muchos carecen de la capacitación adecuada y reciben salarios insuficientes. Según el Ministerio de Educación, en 2023 “…La inversión en formación docente, a través del Instituto Nacional de Formación y Capacitación Magisterial (Inafocam) se incrementó en un 77.6%, mientras que los aportes para el cuidado de la salud de los docentes mediante la ARS SEMMA subió en un 136.56%…” esto lo aplaudimos. Esto sin ignorar el hecho de que solo el 30% de los maestros reciben capacitación regular, lo que afecta directamente el rendimiento estudiantil. Esta situación es insostenible si queremos mejorar la calidad educativa en el país.
Otro punto crítico es la gran cantidad de estudiantes extranjeros indocumentados en nuestras aulas. No me mal interpreten, aunque es fundamental formar a todos los jóvenes, la realidad es que la inclusión de estudiantes extranjeros indocumentados puede significar la exclusión de estudiantes dominicanos dado los cupos limitados. Este es un reto complejo que requiere una solución equilibrada que respete los derechos de todos los estudiantes y asegure que los recursos educativos se distribuyan de manera responsable y adecuada, dándole prioridad a las prioridades.
Estrategia del equipo:
Primera base: Inversión efectiva en Infraestructura Educativa y Gestión Equitativa de Recursos Educativos.
Mejorar la infraestructura educativa es vital para proporcionar un entorno de aprendizaje adecuado. Esto incluye la construcción y mantenimiento de escuelas, la provisión de materiales educativos y el acceso a tecnología. No es secreto que, muchas escuelas en áreas rurales carecen de infraestructura básica, lo que limita la calidad de la educación que se ofrece. Invertir en infraestructura educativa garantizará que todos los estudiantes tengan acceso a un entorno de aprendizaje digno. Esto es importante que sea continuo y no coyuntural, políticamente hablando. Para abordar el drama de la sobrepoblación en las aulas debido a la alta cantidad de estudiantes indocumentados, es necesario implementar políticas que aseguren una distribución equitativa de los recursos y espacios educativos. Esto podría incluir la construcción de más aulas y la contratación de más maestros para garantizar que todos los estudiantes, tanto dominicanos como de cualquier otra nacionalidad, reciban una enseñanza de calidad y ninguno quede fuera.