David Ortiz, una de las figuras emblemáticas de la MLB, es un embajador natural de la República Dominicana y de la ciudad de Boston. Su ingreso al exclusivo Salón de la Fama en 2022 lo elevó al nivel de inmortal del béisbol, consolidando su legado como uno de los mejores bateadores designados de la historia. Durante su carrera, Ortiz acumuló 541 cuadrangulares, 1,768 carreras impulsadas y un promedio de bateo de .286 en 20 temporadas en las Grandes Ligas.
La preocupación de muchos dominicanos es si David Ortiz pasará ahora de inmortal a inmoral, convirtiéndose en un farandulero influyente en redes sociales debido a la forma en que se expresa y opina sobre ciertos temas. Para algunos, su imagen pública ha cambiado, alejándose del ícono deportivo y acercándose más a la controversia y el espectáculo.
De un Salón de la Fama del Béisbol se espera liderazgo, inspiración y legado, no un fanatismo mediático que, por un «like», comprometa la imagen construida con esfuerzo y dedicación. Esto nos pones a pensar sobre si David Ortiz sufre una «adicción» a la reverencia y los aplausos que recibió como jugador activo y que ahora busca sustituir con las visualizaciones y la validación en redes sociales.
Si bien es cierto que no existe un mecanismo para revocar la entrada al Salón de la Fama, también es cierto que muchos dominicanos sienten que Ortiz ya no los representa de la misma manera. El respeto y la admiración que una vez fueron unánimes se han visto opacados por su actual comportamiento mediático, generando un distanciamiento con la fanaticada que lo celebró cuando fue exaltado a Cooperstown.