El hedor que se desprende de las heces fecales hasta dicho afluente, está causando problemas respiratorios para los moradores del barrio Bajada del Diablo.
“Hemos acudido en varias ocasiones a la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan) para que nos den respuesta a la problemática pero nos tratan como si no existiéramos personas en este barrio”, apuntó Ramón Díaz de la junta de vecinos de la comunidad.
Díaz cuestionó que el sistema cloacal fuera construido con tuberías colocadas debajo de las casas y establecimientos comerciales, lo que dificulta repararla cuando se desborda.
La basura que se desprende del sector comienza tapar el puente que atraviesa la cañada de Nibajito y los residentes en la Bajada del Diablo temen que además de la contaminación, las inundaciones comiencen a dejar anegadas las viviendas.
De su lado, Benito Espinal atribuyó la problemática a que las familias que residen allí se dedican a lanzar basura y todo tipo de desperdicios.
Espinal lamentó que los que viven al lado dela cañada sean los mismos que lanzan desperdicios.
“No es solamente el desbordamiento del sistema cloacal, es que aquí hay poca conciencia ciudadana y lanzan la basura al afluente”, expresó el ex dirigente agroindustrial.
La cañada fue intervenida durante la gestión de José Enrique Sued, pero desde hace siete años, no han vuelto a trabajar en su mantenimiento.
Una gran parte de los afluentes de Santiago están siendo afectados por la contaminación con construcciones de estaciones de combustibles.
Con la cuestionada planta de gasolina levantada a escasos metros de la cañada de Pontezuela en la carretera Duarte que comunica Santiago con Licey al Medio, parte de los desperdicios van a parar a sus aguas, sin que el Ministerio de Medio Ambiente enfrente la problemática o sancione a los responsables.