Carmen Altagracia Josefina Perelló Infante, nació el 18 de febrero en el año1932 en la calle Beller del municipio Santiago de los caballeros, hija de los señores Lorenzo Perelló y Juanita Infante
Luego de realizados sus estudios básicos y secundarios ingresó al Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña | ISFODOSU donde se graduó de profesora.
Contrajo nupcias en la iglesia católica Nuestra Señora de la Altagracia con el joven Manuel Lora oriundo del municipio Santiago de los caballeros, procreando tres hijos, Manuel Jacinto, Altagracia Amelia y José Ramon Lora Perelló.
En este templo católico mariano mantuvieron viva su fe donde varias veces fueron ejemplo de familia presentada ante la sociedad santiagués.
El inicio de doña Carmen como docente fue en el colegio de quien fuera su madrina de bautismo, el colegio de la señorita Ercilia Pepín ubicado para la época de los años 60s en la calle restauración zona céntrica de la ciudad, luego pasó a formar parte del equipo docente de la Escuela República de Venezuela ubicada en la avenida Bartolomé Colón frente a la rotonda del soldado herido desconocido fungiendo como docente de la educación básica.
Como maestra siempre destacó entre sus compañeras y compañeros lo que le dio el mérito de ser promovida a directora del centro educativo público escuela República de Venezuela a cuya posición ocupó por nueve años desde el año del 1977 hasta el 1986 cuando solicitó su retiro definitivo.
Luego de culminar su labor como docente doña Carmen pasó a ejercer las labores de asistente de su hijo médico cardiólogo, Manuel Jacinto Lora Perelló en la clínica Corominas hasta finales de los años 90s pasando a ocuparse definitivamente de las labores en su residencia ubicada en la avenida Sabana Larga #93 donde desde que se unió en matrimonio con don Manolo, residió.
Innumerables son las cualidades que adornaron la vida de doña Carmen, destacando la Integridad, honestidad, responsabilidad, humildad, gratitud, asertividad, liderazgo, flexibilidad mental, firmeza y optimismo las cuales hicieron de ella un ser humano de gran valor.
Siempre contaba anécdotas vividas en el centro como la ocurrida con un grupo de jóvenes de la época quienes ingresaron al patio del centro huyendo de la policía y como no eran delincuentes, fueron protegidos y conducidos a sus hogares por la parte trasera que colinda con el populoso barrio el Congo del sector Pueblo Nuevo.
Otra de las anécdotas de la distinguida maestra era, “por ahí anda doña Carmen dando boches finos” expresión de las maestras y las conserjes del centro educativo.
De acuerdo a sus conversaciones con este reportero, cuando vio que se avecinaba un cambio en el comportamiento de la generación venidera, en lo inmediato preparó la documentación y solicitó su retiro, pero contaba que cuando llevó todo, le dijo el director del distrito educativo de la época que no era posible a lo que ella le respondió que ella se iba y que de quedarse era en un puesto como conserje porque ya su vida útil como docente, había culminado, lo que le garantizó que le accionaran su retiro definitivo.
Como madre fue muy firme lo que le permitió junto a su esposo Manuel Lora, (don Manolo) criar a sus tres hijos con los valores que hoy le adornan y agradecen, como parte de esa responsabilidad de madre contaba a este servidor que cuando su hijo José Ramon ya adolescente iniciaba en esa etapa, en común acuerdo le entregaron una llave de la casa para que regresara a las 9:00 p.m. pero que éste se pasó con más de media hora lo que conllevó que al regreso fuera amonestado con el retiro definitivo de las llaves.
También como parte de su firmeza en el rol de madre contaba la anécdota de su hija Amelia quien en su momento de estudio en la academia Santiago donde se preparaba de mecanógrafa le dijo que ya sabía mecanografía y que no le gustaba la redacción, no obstante la firmeza de doña Carmen quien le manifestó que hasta que no le llevara el título de la academia, sus estudios no terminaban, opción que a la joven no le pareció grata, pero amparada en la obediencia a su madre permaneció cuatro años hasta obtener el título de la academia.
Luego del fallecimiento de su esposo Manuel Lora en la década del 2000 doña Carmen continuó viviendo en su residencia, no obstante, compartía con sus tres hijos yendo a sus residencias, contaba que a su hija Amelia le expresaba, “date cuanta que ahora yo soy tu hija” esto lo indicaba como una forma de conocer la realidad de la vida y saberse una adulta mayor.
Para doña Carmen ser maestra fue más que un privilegio de la vida, decías, “si muero y vuelvo a nacer, estudio magisterio, pero no para ejercerlo con esta generación” esto lo expresabas a propósito del cambio radical del comportamiento de la sociedad en la cual vivimos en pleno siglo XXI.
A la fecha de su partida del mundo terrenal a la casa del Padre Celestial ocurrida la mañana del lunes 4 de septiembre del 2023 doña Carmen contaba con 91 años de edad, y sus tres hijos le legaron 7 nietos y 5 bisnietas.