Onelio Domínguez | Hoy Noticias
Desde un origen humilde en el municipio de Castañuelas, pasando por Las Matas de Santa Cruz, en la provincia Montecristi, hasta establecerse en los Estados Unidos, la historia de Francisco Cruz, conocido como “El Caché 10”, es testimonio de perseverancia, disciplina y enfoque.
Francisco emigró hace varios años a los Estados Unidos, donde reside actualmente, luego de formar su familia y enfrentar duras vicisitudes en su niñez, entre ellas la pérdida temprana de su madre y crecer sin la cercanía constante de su padre. A pesar de ello, hoy es propietario de su propia peluquería, denominada “El Caché 10”, ubicada en el 1942 de Harrison Avenue, en el Bronx, Nueva York.
Durante una entrevista realizada por este periodista para el programa Hoy Noticias, Francisco compartió detalles de su nuevo proyecto, el cual según explicó nació como una iniciativa familiar. “Este es un proyecto empujado por la familia. Mi esposa y mis hijos han sido clave, especialmente el más pequeño, que siempre nos decía que había que invertir y pensar en negocios”, relató.
El emprendimiento, que tiene aproximadamente cuatro meses de apertura, es el resultado de una larga trayectoria en el mundo de la barbería. Francisco cuenta con 12 años de experiencia en Santo Domingo, además de haber trabajado en Ecuador, Brasil y, especialmente, en Manhattan, donde asegura adquirió gran parte de su formación profesional, específicamente en la barbería Los Taxistas, ubicada en la calle 207. “Ahí aprendí mucho, tanto de los dueños como de mis compañeros”, afirmó agradecido.
Sobre el origen de su apodo y el nombre del negocio, explicó que “El Caché” surgió como un sobrenombre entre compañeros de trabajo, y luego se consolidó con la adición del número 10, vinculado a su identidad digital desde los inicios de las redes sociales. “Cuando fuimos a ponerle nombre a la barbería, mi esposa dijo que ese tenía que ser, porque así es como todo el mundo me conoce”, recordó.
Al referirse a las dificultades enfrentadas en su camino, Francisco fue enfático en señalar la disciplina y el enfoque como claves de su crecimiento personal y profesional. “Cuando tú trabajas, se te hace difícil pensar en cosas malas, porque siempre estás produciendo”, expresó. Asimismo, destacó la influencia de su madre en su formación: “Mi madre, aunque pobre, me enseñó valores y la importancia del trabajo”.
Consultado sobre si alguna vez soñó con tener su propio negocio, respondió sin dudar: “Siempre he sido soñador. Aunque no tuviera recursos, siempre hay que soñar. El cerebro está para pensar y construir”.
Finalmente, envió un mensaje a los jóvenes que enfrentan dificultades para alcanzar sus metas: “Que se enfoquen en lo que quieren, que no se queden en la casa esperando. Empiecen con lo que puedan, hasta lograr lo que desean”.
La conversación concluyó con saludos para amigos y colegas en la República Dominicana, y el reconocimiento de este periodista a un joven que hoy representa un ejemplo de superación y emprendimiento dentro y fuera de su comunidad.