Por: Juan Carlos Genao Peralta
En Montecristi, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) está en plena campaña permanente. Sin competencia visible, usan los recursos públicos, sí, los que provienen de tus impuestos para proyectar candidatos y reforzar su presencia política, como si fueran dueños del Estado. Entregan obras, subsidios y promesas con el dinero del pueblo.
Mientras tanto, la oposición brilla por su ausencia.
Los llamados dirigentes opositores no dicen ni una palabra, aunque ante sus propios ojos se construyen y se mantienen figuras que intentarán imponerse en las próximas elecciones. No levantan la voz, no hacen frente, no denuncian las barbaridades cometidas por estos funcionarios abusivos. Prefieren mirar desde la acera de enfrente para observar cómo le adelanta el calendario político.
El ex- candidato a senador por la alianza Rescate RD, Mayovanex Escoto, parece haber tomado la opción del silencio como estrategia. Y el exsenador Heinz Vieluf Cabrera, en vez de articular una propuesta opositora con su larga experiencia, parece ser que espera un milagro político: que Leonel Fernández y Danilo Medina lo unan en una “cumbre salvadora” y le supliquen que vuelva a ser candidato a senador. Otro “milagro” que podría anhelar es que el PRM se divida de forma irremediable y, como en un guion parecido al de Jesucristo, le pidan que regrese como el único salvador.
Pero la realidad política no se improvisa. Una candidatura se puede montar en pocos meses, sí, pero la vocación de servicio y la credibilidad se construyen con años de trabajo, coherencia y cercanía con la gente.
Montecristi no puede seguir a la deriva. Alguien tiene que despertar.