Hoy Noticias/Cuando un pueblo olvida los acontecimientos que van tejiendo su historia corre el peligro de estancarse. Detiene sus pasos, haciendo más difícil alcanzar la meta de la institucionalización. Vive en una esfera oscura y se torna más lejos su desarrollo. Parece que nuestro país atraviesa por este momento. Los hechos diarios contra el respeto a la vida que van ocurriendo en diferentes espacios de la sociedad no están provocando la reacción de indignación colectiva que nos lleve a buscar soluciones efectivas. El hecho de hoy hace olvidar el de ayer, no importa su gravedad. Estamos creando una coraza de indiferencia. Estamos quedando sin memoria.
En este marco se inscribe la cantidad de dominicanos que sufren accidentes de tránsito, o pasan por otra situación que agrava su estado de salud en fracciones de segundos, y son llevados a centros de salud privados y allí no los reciben, porque estos no tienen claro quién pagará los honorarios médicos y otros gastos que se generan en la atención de ese paciente.
El caso más reciente fue el de Claudio Caamaño, quien fue llevado en estado crítico a cuatro centros, rebotando de un lugar a otro, argumentando estas instituciones una serie de razones que nos dejan en el mundo de las dudas. Ya son muchos los dominicanos que han pasado por esta situación dolorosa, pero su desgracia no ha tenido el eco mediático que tuvo el mencionado.
Qué lamentable es que el dinero esté por encima de la vida. Cuando observamos situaciones de insensibilidad humana vamos por caminos equivocados y tenemos que admitir que los avances, que en diferentes campos ha logrado la humanidad, sólo llegan a unos pocos.
Cuando a un ser humano se le niegan las atenciones médicas que requiere en un momento trascendental de su existencia, nos damos cuenta que los cimientos de esta sociedad están enclavados en terreno injusto.
Así no podemos continuar. Urge que se revisen todas las leyes que sean necesarias para encaminarlas hacia la protección de las personas en todas las circunstancias que se les presenten, y más cuando están en una situación de gravedad.
Que se aplique la Ley General de Salud, que desde 1997 estableció la obligatoriedad de atender a los pacientes que llegan a las áreas de emergencia sin importar su condición social.
Que jamás un dominicano muera a causa de no encontrar el auxilio necesario cuando llega a las emergencias de clínicas y hospitales. Es cruel mirar apagarse la vida de un ser humano pudiendo evitarse. El no hacerlo, porque el paciente, o sus familiares no cuentan con los recursos económicos, llega a los linderos de un crimen. Y así no puede ser.
